19 de mayo de 2025
Sabemos lo que pasa: llega el finde y, entre el cansancio acumulado y la energía inagotable de los niños, pensar en un plan familiar suena más a reto que a relax. Y claro, no vale cualquier cosa… Tiene que ser entretenido, educativo (si cuela) y, sobre todo, ¡que no se aburran a los 10 minutos!
Pero que no cunda el pánico: en Ciudad Real hay un montón de opciones para pasarlo en grande en familia. Desde aventuras al aire libre donde pueden correr, explorar y ensuciarse (¡sí, eso les encanta!) hasta planes más tranquilos, pero igual de chulos para los días en los que apetece bajar el ritmo sin renunciar a la diversión.
Y como sabemos que a veces lo más difícil es saber por dónde empezar, aquí te traemos una lista de planes que son un auténtico win-win: tus peques se lo pasan bomba, tú desconectas un rato y, de paso, todos aprendéis algo nuevo sin daros cuenta.
Después de esto, van a querer salir todos los fines de semana.
Un clásico que nunca falla. El Parque Nacional de las Tablas de Daimiel es una joya natural donde podéis caminar entre pasarelas de madera, descubrir aves impresionantes y visitar el Centro de Interpretación, que tiene mil curiosidades que dejan a los peques con la boca abierta. Ideal para que corran, pregunten y se conviertan en pequeños exploradores. Y después… ¿qué te parece un viaje exprés a la Edad del Bronce? ¡Hecho! Este yacimiento arqueológico es una pasada y convierte la historia en una auténtica aventura. Es perfecto para enseñarles a los niños que aprender sobre el pasado no tiene por qué ser aburrido.
Paisajes que parecen sacados de un cuento o, mejor dicho, de Don Quijote. Alcázar, Argamasilla de Alba, El Toboso… Podéis recorrerlos en bici o a pie mientras los peques se sienten como caballeros andantes. Visita Campo de Criptana y sus molinos. Sí, los de verdad. Los que Don Quijote “confundió” con gigantes. Subir a un molino, verlo por dentro y contar la historia es un plan top que mezcla imaginación, cultura y vistas espectaculares. Y sí: se hacen unas fotos geniales. Es un plan diferente, divertido y muy «de aquí». ¡Ideal para una escapada con toque literario!
Agua cristalina, rutas de senderismo, paseos en barca y mucho sitio para hacer un picnic en plena naturaleza. Es uno de los lugares más bonitos de la provincia y, si el día acompaña, es perfecto para pasar horas sin mirar el reloj.
Si os va lo salvaje, el Parque Nacional de Cabañeros es el sitio. Podéis hacer rutas guiadas y ver ciervos, jabalíes y muchas más especies en su hábitat natural. Es como recorrer la Sabana africana sin salir de casa. Silencio, naturaleza y una desconexión total. Perfecto para respirar aire puro y hacer mil preguntas curiosas.
Si, totalmente cierto. Almagro es puro teatro. Tan puro que conserva su Corral de Comedias intacto desde sus inicios. Un teatro al aire libre que lleva siglos siendo escenario de historias. Llevar a los niños a ver una obra (hay versiones infantiles y visitas teatralizadas dirigidas a ellos) aquí es como colarse en una máquina del tiempo… ¡pero sin perderse ni un capítulo! Y después, pasea por la plaza, siéntate en una terraza y disfruta de su gastronomía. ¡Obligatorio probar las berenjenas de Almagro!
Si tus peques sueñan con dragones, armaduras y princesas valientes, este plan les va a flipar. El Sacro Convento y Castillo de Calatrava La Nueva no es solo una fortaleza imponente en lo alto de una colina, es una puerta abierta a la imaginación. Pasear por sus muros, subir a las torres y recorrer sus pasadizos es como entrar en una película de aventuras.
¿Lo mejor? No hace falta decir mucho: con solo ver el castillo, los niños ya están metidos en su propio cuento. Espadas invisibles, coronas improvisadas y misiones secretas aseguradas. Mientras ellos se lo pasan en grande, los mayores podéis disfrutar de unas vistas espectaculares y una buena dosis de historia… sin que nadie se aburra.
¿Hay algo más manchego que el Don Quijote? Si, ¡el queso! Este museo es una parada deliciosa (literal). Aquí los niños aprenden cómo se hace, ven el proceso… ¡y pueden probarlo! Un plan que se saborea en todos los sentidos.
Prepárate para abrocharte el casco, coger la linterna… y descender a las entrañas del planeta. Si buscas un plan diferente, emocionante y educativo, el Parque Minero de Almadén es vuestro billete directo a un auténtico Viaje al Centro de la Tierra.
En pleno corazón de Ciudad Real, en el municipio de Almadén, se encuentra uno de los yacimientos mineros más impresionantes del mundo. Aquí no solo verás una mina antigua… la vas a vivir. Esta tierra fue durante siglos la principal fuente de mercurio del mundo, y su historia está grabada en cada túnel, cada roca y cada máquina que aún conserva su espíritu de aventura.
Primero, un descenso a la antigua mina, donde sentirás el aire fresco y húmedo de las profundidades. Tus hijos alucinarán al caminar por los mismos túneles que hace siglos recorrieron mineros romanos, medievales y del siglo XIX. Aprenderán cómo se extraía el mercurio y verán de cerca las herramientas y técnicas que se usaban cuando el trabajo era duro, oscuro y bajo tierra.
Y eso no es todo…
Tu exploración continúa en los museos del Parque Minero. La antigua sala de compresores, con su maquinaria intacta, se convierte en el Centro de Interpretación de la Minería, donde podréis aprender cómo ha evolucionado la minería a lo largo de la historia desde los romanos hasta 2001, fecha en la que se cierra la mina. Todo explicado de forma visual, interactiva y perfecta para mentes curiosas. Y después, viaja en el tiempo, literalmente, porque se ha detenido en los talleres, en la sala de máquinas de San Aquilino y en los exteriores donde se expone toda la maquinaria utilizada dentro.
El Hospital de Mineros de San Rafael es otra joya del recorrido. Un edificio precioso del siglo XVIII donde el sol es el protagonista. Desde que amanece hasta que anochece, el Hospital está pensado para que le dé el sol el mayor tiempo posible para que se curasen los enfermos. Esto hace que su gran patio y sus pasillos y terrazas tengan un encanto singular. Pero dentro, además de conocer sobre la medicina y sobre la vida en Almadén, también se puede visitar el calabozo donde los presos enfermos que trabajaban en las minas como castigo iban a curarse. Sí, esto se pone intenso, pero a los niños les encanta descubrir estos pedacitos de historia real.
La Dehesa de Castilseras son 9.000 hectáreas de pura naturaleza. Ríos, cuevas, pinturas rupestres, fauna y flora singular… Y todo esto sobre uno de los suelos más antiguos de toda Europa. Casi nada. Vamos, una explosión de vida. En esta dehesa se pueden hacer rutas a pie, a caballo o incluso en carruaje. También hay actividades temáticas, animales por todos lados y paisajes que parecen postales. Es un planazo para pasar el día entero en modo family adventure.
El Parque abre todo el año (aunque los horarios cambian según la temporada), así que lo mejor es echar un vistazo a su web antes de lanzarse a la aventura. Y si tienes dudas, puedes escribir a: reservas@mayasa.es. Te ayudarán encantados.
Spoiler final: Esta no es solo una visita turística. Es un viaje al pasado, al subsuelo y a la historia viva de una tierra que esconde secretos bajo nuestros pies. Si tus hijos sueñan con explorar, este es su plan. Y si tú soñabas con ser parte de un libro de aventuras, también es el tuyo.